En una parte de la película nos enteramos que el muchachito se quedo atrapado en un cuarto de la casa, el chavo empieza a golpear las paredes y objetos para que lo escuchen y saquen de ese oscuro y feo sitio. Sin embargo, la madre supersticiosa cree que son los fantasmas los que le quitan el sueño. Esa actitud es la que termina de condenar a su propio hijo.
Vale la pena enseñar a los hijos a usar claves que los identifiquen, como cuando tocan el timbre. Seria exagerado pedirle a un niño de menos de siete años que aprenda el código morse, pero hay casos más sencillos. Por ejemplo, en México es muy utilizada una tonada, algo como un "Tan, tan, tan tan ... ... tan, tan", por muy pícaro que sea el fantasma, no creo que nos miente la madre desde el centro del inframundo.
Es necesario apuntar que la película no tiene una clara posición contra la creencia de los fantasmas. Sin embargo, el director hace algunos esbozos a favor del pensamiento critico y la ironía. Por ejemplo, el director escogió a como los parasicologos, a Edgar Vivar y Mabel Rivera, quienes representan figuras notables de la televisión cómica de México y España. Es decir, para mí, quien se crió en México, Edgar Vivar, con su cara seria de maestro de ciencias oscuras, será siempre el chistoso Señor barriga. Este efecto de fuerte estereotipo y encasillamiento del actor, bien lo conocía el director Juan Antonio Bayona, era un efecto esperado por él.
En resumen. Cuando estés desesperado, buscando una solución, acercarse a las supersticiones solo agravan tu problema.
Hace un par de días vimos esa película en la clase de literatura para encontrar los elementos de realismo magico en la película, porque a partir de hechos reales la madre se creaba en su mente todos los fenómenos paranormales, por la misma desesperación y culpa de lo que le pasa al niño.
ResponderBorrarEn realidad nunca pasa nada anormal en la película, todo tenía una buena explicación.
Curioso que todos como espectadores, entremos en la trama de la "película de miedo" junto con la mamá.