Es casi temporada de exámenes finales en muchas escuelas. Se han acumulado un montón de conceptos, fórmulas, ejercicios, experimentos (espero), por lo que también es momento de hacer una evaluación general de los temas vistos, por lo cual se recurre a un examen general.
Sin embargo, especialmente en estos tiempos donde tenemos a disposición tanta y buenas bases de datos, como Wikipedia; tiene poco sentido creer que nuestros estudiantes se han aprendido de memoria todas las formulas físicas que se han revisado en un ciclo escolar. Ya no es signo de nuestro tiempo tener una memoria fotográfica, pues se cuenta con Internet.
Es en tal sentido, para niveles preuniversitarios, añadir a los exámenes hojas de ecuaciones brinda más confianza a los estudiantes y permite una mejor comprensión de los temas. Efectivamente, si los estudiantes se tienen que preocupar poco para memorizar un montón de fórmulas, ellos se pueden concentrar en el proceso para combinar y despejar esas fórmulas para resolver problemas teóricos concretos. Lo cual, en general, es una habilidad que buscamos en los estudiantes: creatividad, pensamiento analítico y sintético. Además, añadir la hoja de ecuaciones al examen rompe con la tentación de hacer un acordeón (chuleta) espurio para el examen; por lo cual, disminuyen las formas de la deshonestidad académica. Es mejor subir un poco el nivel de los problemas teóricos propuesto, brindar una hoja de ecuaciones y evaluar el resultado final, el proceso/presentación de las ideas que desencadenaron en ese resultado.
Por el contrario, dejar a libro o cuaderno abierto un examen es un error. Pues además de las fórmulas, también se encuentran los procedimientos. Peor todavía, con lo denso que pueden ser los libros, es fácil que un alumno se pierda entre tanta información por lo cual no lo recomiendo para niveles preuniversitarios.
Les dejo un ejemplo de qué es una chuleta
Más aún, les maestro lo que ocasionan las chuletas: problemas para todos
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