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El camino del progreso científico nunca ha sido lineal. Por el contrario, se basa en la controversia, el debate; los múltiples experimentos y explicaciones. Por ejemplo, es claro que son los progresos en la medicina los que han aumentado considerablemente la expectativa de vida de la humanidad. Como afirman Enrique Castro y Bernardo Mendoza del CIO y que nos muestran esta gráfica en el artículo: Las ciencias biomédicas contra la ¿"medicina alternativa"? Sin embargo, este artículo hace parecer que la ciencia es un proceso suave que permea por la mente de los investigadores y alcanza sin resistencia a la población, como si este fuera un canto espiritual que une criterios y conciencias. FALSO, el proceso científico se basa en el conflicto y contraste de ideas, y estos son mis ejemplos para el argumento.
Freud dealer y cocainomano
Somos criaturas de nuestro momento histórico, pues funcionamos con la información e interacciones que nos rodean. Así lo que hoy nos parece aberrante antes pudo ser una norma, y lo que antes era aceptado socialmente, hoy puede ser una práctica descabellada. Por ejemplo, hoy existe una clara oposición social al uso de de drogas duras y suaves, ya sea por recreación o incluso fines terapéuticos. Pero cuando apenas se contaba con información de sus dañinas consecuencias, pues muchos médicos experimentaron con drogas diversas con sus pacientes, con ellos mismos e incluso sus seres queridos.
Antes de ser famoso y considerarse el padre del Psicoanálisis, el joven Sigmund Freud usaba y recomendaba indiscrimidadamente la cocaína como remedio para toda clase de enfermedades e incluso le enviaba sus miligramos de coca a su novia; ¡en lugar de flores le enviaba droga a su prometida! Así lo registra un episodio de biografías de canal Histrory:
Después de contar con claros datos de los peligros de la cocaína, parece que Freud nunca hizo una declaración pública de los riesgos de su consumo. Por otro lado, Freud era un adicto a fumar puros, parece que fumaba 20 puros al día, lo que lo causo un grave cáncer oral.
Lo que el medico receta, un buen y largo cigarro
Vía flickr |
Y el hábito tabáquico del Dr. Freud nos lleva a mi otro ejemplo, más reciente y del área de la publicidad. Desde los años 20 hasta los 50, los tabacaleros usaron a médicos y similares en sus anuncios para recomendar los “beneficios de fumar”, ellos decían: ‘Cuida tu salud, fuma Chesterfield’, ‘L&M, justo lo que el médico te mandó’. Más en concreto, en 1946 la compañía RJ Reynols lanzó una campaña agresiva para minimizar los miedos crecientes de que fumar era causa de enfermedades. Así, proporcionó cigarrillos gratis a doctores, y luego les preguntaba que marca fumaban, así realizó su encuesta amañada. De modo que RJ Reynols, después, podía afirmar con números que “miles de doctores de E.U. preferían fumar Camel antes que cualquier otra marca de cigarros”. Siguiendo esta línea de pensamiento, a mediados de los años 50, la compañía Lucky Strike lanzaba frase como que ‘20.679 doctores aseguran que los Luckies son menos irritantes’, ‘La protección para tu garganta contra la irritación y la tos’. Y no faltaban los anuncios que exaltaban las bondades del tabaco para mantenerse alerta, hacer la digestión, aclarar la garganta o combatir el estrés.
Estos dos comerciales viejos de TV son prueba de esta clase de publicidad
Artículos científicos a favor de fumar una marca de cigarrillos
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En 1949, el “Journal of the American Medical Association” publicó supuestos estudios científicos que demostraban que los cigarrillos de Phillip Morris eran menos irritantes y sugería a los médicos que los recomendaran a sus pacientes. A detalle de esto da cuenta Martha N. Gardner, y Allan M. Brandt, en su articulo “The Doctors’ Choice Is America’s Choice” The Physician in US Cigarette Advertisements, 1930–1953. Esta clase de articulos son los que olvida E. Camus y amigos cuando exaltan a ultranza el proceso de revisuón de pares de las revistas científicas. Y es que no es un artículo el que le ha dado progreso a la ciencia, es el abierto debate, el contraste continuo de ideas.
Manipulando a los más inocentes
Y es que entre 1930 y 1940 fumar era la norma en la sociedad Americana. De modo que las empresas del tabaco utilizaban todos los medios de comunicación e iconos posibles para incitara a la gente a fumar. Incluso los dibujos animados, así los Picapiedra recomendaban sus largos cigarrillos
Hay que aprender del pasado
De estos episodios hay mucho que aprender. Así, cuatro ideas quiero resaltar:
1) Cuidado con los estudios patrocinados. Suelen tener un sesgo a favor del patrón. En concreto, las encuestas son poco fiables como estudios científicos, de eso hemos dado cuenta también en un post anterior sobre casas encuestadoras y elecciones. 2) No porque una figura de autoridad nos diga que hacer, hay que hacerle caso. 3) La ciencia es un proceso que se basa en pruebas y que crece en base al escepticismo. 4) Cuidado con que le metes al cuerpo.
Ahora con esta información podemos analizar publicidad más actual y tener una idea de sus métodos. Pero esa... esa es otra historia.
Más carteles de esta clase de publicidad se pueden encontrar en wellmedicated
Muy curioso el artículo, y las cuatro conclusiones finales son muy acertadas. Aunque hay un pequeño detalle que no me acaba de cuadrar: Si la homeopatía fue inventada en el siglo XVIII por Samuel Hahnemann, ¿cómo es que en el gráfico aparece su invención alrededor del año 500 a.C?
ResponderBorrarGracias por tus palabras. No tengo idea de donde tomaron sus datos E. Camus. Yo creo que su dato es erroneos y poco confiables.
BorrarBuenísimo, inteligente y divertido artículo.
ResponderBorrarAl punto 2 también agregaría: "No porque la ciencia nos diga que hacer, hay que hacerle caso".
Cierto, la ciencia es una actitud, no una religión.
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