En ciencia el debate de opiniones es importante y esencial para el buen desarrollo de las ideas. Sin embargo, muchas personas pueden usar artimañas para ganar una discusión. Veamos ahora como se evidenciar la ignorancia.
En cualquier debate (con tu profesor, un colega, entre amigos) deseamos tener la razón, para salirnos con la nuestra, obtener nuestro fin. Pero es el mundo académico donde los debates de pasillo y los formales por medio de artículos se presentan con mayor frecuencia. Este intercambio de opiniones hace que el conocimiento crezca, pero no todo el mundo recibe bien las críticas y menos son los que saben hacer una critica poco sanguinaria o mordaz.
El mundo académico se sostiene de un ego mal acomodado. Por ello muchos son los profesores o estudiantes que buscan simplemente ganar en la plática. Por ello usan la “evidencia de la ignorancia”. Veamos unos ejemplos para ilustrar.
Ejemplo 1. En el salón de clases, el estudiante pregunta insistentemente por las consecuencias de un resultado. El profesor, quien cuenta con poco tiempo para terminar el tema, contesta. “Mira, cuando curses la materia XXX entenderás bien esta idea; pero, sigamos por ahora”.
Comentario. Puede que el profesor sea sincero y tenga razón, pero en el fondo usa la ignorancia del estudiante para detener la discusión. El profesor gano tiempo y puede seguir desarrollando su tema.
Ejemplo 2. En una conferencia, el expositor usa ideas poco conocidas para la audiencia, el publico se siente muy inquieto por lo arriesgado de las ideas y pide mas datos, ejemplos, o simplemente que clarifique la idea. Sin embargo, el conferencista manda a los preguntones a consultar un artículo determinado, pero que no tiene a la mano.
Comentario. En las conferencias contamos con poco tiempo para expresar nuestras ideas, por lo cual debemos ser efectivos en expresar nuestro mensaje. Si deseamos ser claros, debemos incluir referencias en nuestra exposición (no es necesario señalarlas); es buena idea, tener a la mano algunos artículos representativos, mas si son de nuestra autoría (los podemos enviar por correo o darlos en la mano). Lo que es una grosería, es decir que el preguntón debe ir a una referencia oscura (de un articulo viejo, de una revista poco distribuida, poco accesible).
En el modo en que nos referimos la audiencia reaccionara, muchas frases que no se complementan, simplemente causan enojo en nuestro interlocutor, frases como: ¡Vamos, si esta publicado!, todo físico respetable lo sabe, lo debe de saber.
Porque, puede estar publicado en una revista renombrada, pero la idea estar mal. Porque, no todos sabemos lo mismo y expresado de la misma forma (independientemente de nuestra calidad). Porque, esperamos que nuestra audiencia tenga un mínimo de conocimiento, evita la frustración, en principio supón que no lo saben, o mejor aun explorara a la audiencia.
Exponer la ignorancia del contrario es peligroso, causa enojo y frustración. Requiere que tu posición sea de experto y respetable, pero la audiencia debe otorgarte este status con mucha anticipación. Esta estratagema es muy empleada en la academia, pero sólo sirve para salir del paso de una discusión bizantina, que simplemente no tiene caso.
En cualquier debate (con tu profesor, un colega, entre amigos) deseamos tener la razón, para salirnos con la nuestra, obtener nuestro fin. Pero es el mundo académico donde los debates de pasillo y los formales por medio de artículos se presentan con mayor frecuencia. Este intercambio de opiniones hace que el conocimiento crezca, pero no todo el mundo recibe bien las críticas y menos son los que saben hacer una critica poco sanguinaria o mordaz.
El mundo académico se sostiene de un ego mal acomodado. Por ello muchos son los profesores o estudiantes que buscan simplemente ganar en la plática. Por ello usan la “evidencia de la ignorancia”. Veamos unos ejemplos para ilustrar.
Ejemplo 1. En el salón de clases, el estudiante pregunta insistentemente por las consecuencias de un resultado. El profesor, quien cuenta con poco tiempo para terminar el tema, contesta. “Mira, cuando curses la materia XXX entenderás bien esta idea; pero, sigamos por ahora”.
Comentario. Puede que el profesor sea sincero y tenga razón, pero en el fondo usa la ignorancia del estudiante para detener la discusión. El profesor gano tiempo y puede seguir desarrollando su tema.
Ejemplo 2. En una conferencia, el expositor usa ideas poco conocidas para la audiencia, el publico se siente muy inquieto por lo arriesgado de las ideas y pide mas datos, ejemplos, o simplemente que clarifique la idea. Sin embargo, el conferencista manda a los preguntones a consultar un artículo determinado, pero que no tiene a la mano.
Comentario. En las conferencias contamos con poco tiempo para expresar nuestras ideas, por lo cual debemos ser efectivos en expresar nuestro mensaje. Si deseamos ser claros, debemos incluir referencias en nuestra exposición (no es necesario señalarlas); es buena idea, tener a la mano algunos artículos representativos, mas si son de nuestra autoría (los podemos enviar por correo o darlos en la mano). Lo que es una grosería, es decir que el preguntón debe ir a una referencia oscura (de un articulo viejo, de una revista poco distribuida, poco accesible).
En el modo en que nos referimos la audiencia reaccionara, muchas frases que no se complementan, simplemente causan enojo en nuestro interlocutor, frases como: ¡Vamos, si esta publicado!, todo físico respetable lo sabe, lo debe de saber.
Porque, puede estar publicado en una revista renombrada, pero la idea estar mal. Porque, no todos sabemos lo mismo y expresado de la misma forma (independientemente de nuestra calidad). Porque, esperamos que nuestra audiencia tenga un mínimo de conocimiento, evita la frustración, en principio supón que no lo saben, o mejor aun explorara a la audiencia.
Exponer la ignorancia del contrario es peligroso, causa enojo y frustración. Requiere que tu posición sea de experto y respetable, pero la audiencia debe otorgarte este status con mucha anticipación. Esta estratagema es muy empleada en la academia, pero sólo sirve para salir del paso de una discusión bizantina, que simplemente no tiene caso.
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