Piensa por un momento en todos los avances científicos y tecnológicos de los últimos años, y sobre la predicción que las nuevas innovaciones se introducirán cada vez con más frecuencia. En comparación con hace dos generaciones, ciertamente ha cambiado mucho nuestro estilo de vida. Para que estos desarrollos sigan adelante, ¿Cómo deberán ser los científicos del futuro?, ¿qué habilidades deberán desarrollar?, ¿qué herramientas necesitaran?
Ciertamente toda nuestra sociedad cambia gracias a los avances científicos, cada sector de la población se ve afectado por cada nuevo avance tecnológico. Por ejemplo, los científicos de ahora deben contar con un mejor entrenamiento para emplear los medios de comunicación, más aún, poder interactuar con otras disciplinas científicas, y lo mas importante tener un criterio altamente desarrollado para discernir entre los datos disponibles. A continuación analizaremos estas ideas.
Claramente podemos observar cómo los avances en la tecnología de la comunicación hace accesible más información a más personas. Ante un océano de datos, toda la población y los científicos estamos en peligro de ahogarnos en un mar de informes irrelevantes de toda clase. Por ello los científicos del futuro necesitarán las destrezas no tan sólo para transformar esta información en conocimiento, sino también para seleccionar la información pertinente.
En los próximos años, Internet continuará siendo una de las fuentes principales de información para todas las personas. Sin embargo, a pesar de la naturaleza ubicua de Internet y la aceptación general del medio una proporción sustancial de la población (30% de jóvenes entre 9 y 19 años de edad) no han recibido clases acerca del uso de Internet (Dutton et al., 2005). De hecho, solamente un tercio de aquellos niños quienes usan Internet en forma diaria o semanal, han recibido entrenamiento para juzgar la confiabilidad de la información on-line, mientras 38% confían en la mayor parte de la información disponible en Internet (Livingstone & Bober, 2005).
Además, parece que existe una brecha entre las capacidades de procesar información y la educación formal. Mientras el mundo cambia, debemos hacernos la importante pregunta: ¿para qué existe la educación científica. El propósito de la educación formal deberá enseñar a los estudiantes los medios por los cuales puedan comprender la ciencia y cómo funciona, aun cuando no elijan continuar una carrera científica.
Cada individuo deberá recibir las herramientas para apreciar cómo la ciencia en el mundo real les afecta y cómo puedan formar sus propias opiniones sobre temáticas científicas y tecnológicas. Algunos proyectos ayudan a satisfacer esta necesidad, por ejemplo, ‘Science for the Public Understanding’(Ciencia para la Comprensión Pública).
Pero, ¿cómo podemos enseñar cómo funciona la ciencia? Por ejemplo, piensa en un experimento en clase para medir el punto de ebullición del agua. Una cosa es cierta: casi nadie logrará 100° C a menos que ya sepan la respuesta traten de complacer al profesor. Juan obtendrá 102° C, Tania obtendrá 105° C, Paco obtendrá 99.5° C, María obtendrá 100.2° C, Zonker obtendrá 54° C, mientras Roberto no logra obtener ningún resultado, y Pepe logrará hervir el agua hasta dejar seco el vaso y hacer explotar el termómetro. Diez minutos antes de terminar la clase se recogen los resultados: Juan tuvo su termómetro en una burbuja de vapor súper-calentado cuando tomó la temperatura; Tania tuvo algunas impurezas en el agua de su experimento; Paco no permitió que su vaso llegara a hervir completamente; el resultado de María muestra el efecto de un leve aumento de la presión atmosférica; y Zonker y Roberto todavía no han alcanzado las competencias de un científico experimental. Al final de la clase, cada alumno quedará con la impresión que el agua hierve precisamente a 100° C, o por lo menos lo habría hecho si contaran con material y enterramiento más sofisticados. Sin embargo, esa retroalimentación de los últimos diez minutos es la parte importante de la lección: por medio de reflexionar sobre estos diez minutos, el curso podría aprender la mayor parte de lo que hay que saber acerca de cómo funciona la ciencia. (Collins & Pinch, 1993).
Después de discernir en el significado del trabajo científico, el segundo propósito de la ciencia en la escuela es alcanzar esa pequeña proporción de los estudiantes que avanzan a la educación superior para estudiar ciencia o trabajar en un área afín. Para ellos, construir una base de conocimientos básicos y una comprensión del enfoque científico es importante. Empero, en un mundo cambiante, esta base esencial no bastará.
La ciencia del futuro exigirá niveles cada vez más elevados de competencia especializada de los científicos, junto con una capacidad de trabajar con otros investigadores de otras ramas. Una consecuencia natural de esta especialización dentro de equipos multidisciplinarios es que los futuros científicos deberán superar el desafío de explicar su especialidad en términos que los demás pueden comprender. Químicos tendrán que cooperar con psicólogos, biólogos moleculares con nanotecnólogos, y neurocientíficos con economistas, hasta que se difuminen las fronteras entre las disciplinas. Aún con la introducción de nuevas tecnologías, la comunicación y habilidades interpersonales van a ser más importantes que nunca.
El científico del futuro tendrá que tomar un paso más adelante y relacionarse más profundamente con la sociedad. La mayoría de quienes no siguieron una educación científica buscará a la minoría para apoyarse en la toma de decisiones. Sin embargo, el científico tendrá que tomar muy en serio su responsabilidad, pues no se trata de decirle a la gente lo que deben pensar. En una encuesta (MORI, 2005) se observa que más de 80% de los adultos creen que la ciencia mejorará nuestras vidas, debiéramos estar haciendo esfuerzos por aumentar esta cifra. Se exigirá al futuro científico tomar un rol más protagónico para asegurar que todos los integrantes de la sociedad estén involucrados con la ciencia. Las personas que no se dedican a la investigación científica deben sentir que pueden contribuir a un debate científico con confianza en sus opiniones, sin importar que estén de acuerdo o no con la hipótesis que la ciencia hace una contribución positiva a la sociedad. La integración de la ciencia con la sociedad en general y la cultura futura es crucial para nuestro desarrollo tanto social como económico, y esta integración empieza en la escuela.
En un mundo cada vez más pequeño, la ciencia se vuelve cada vez más global y esta comunidad internacional de científicos será clave si vamos a confrontar con seriedad los problemas globales tales como el cambio climático y enfermedades. No obstante, en esta globalización de la ciencia acecha el peligro de que el mundo se divida en dos: los que tienen la tecnología y los que no la tienen. Mediante iniciativas como la Science Corps (Cuerpo Científico), los científicos del futuro podrán utilizar sus habilidades y destrezas para aplicar la ciencia y tecnología a problemáticas tanto en el mundo desarrollado como aquellos en vías de desarrollo.
Los científicos del futuro tendrán que estar preparados para hacer las preguntas correctas y encontrar las respuestas en conjunto, con colegas de la misma u otra rama. Deberán contar con habilidades sociales para comunicar sus ideas. Los científicos del futuro comienzas su carrera en la escuela elemental.
Referencias
Collins HM, Pinch T (1993) The Golem: What Everyone Should Know About Science. Cambridge, UK: Cambridge University Press
Dutton WH, di Gennaro C, Hargrave AM (2005) The Internet in Britain: The Oxford Internet Survey (OxIS). Oxford, UK: Oxford Internet Institute
Livingstone S, Bober M (2005) UK Children Go Online: Final Report of Key Project Findings. London, UK: UK Children Go Online
MORI (2005) Science in Society: Findings from Qualitative and Quantitative Research. London, UK: Office of Science and Technology, Department of Trade and Industry
Web references
w1 – The Nuffield Foundation ‘Science for Public Understanding’
w2 – The Science Corps
Ciertamente toda nuestra sociedad cambia gracias a los avances científicos, cada sector de la población se ve afectado por cada nuevo avance tecnológico. Por ejemplo, los científicos de ahora deben contar con un mejor entrenamiento para emplear los medios de comunicación, más aún, poder interactuar con otras disciplinas científicas, y lo mas importante tener un criterio altamente desarrollado para discernir entre los datos disponibles. A continuación analizaremos estas ideas.
Claramente podemos observar cómo los avances en la tecnología de la comunicación hace accesible más información a más personas. Ante un océano de datos, toda la población y los científicos estamos en peligro de ahogarnos en un mar de informes irrelevantes de toda clase. Por ello los científicos del futuro necesitarán las destrezas no tan sólo para transformar esta información en conocimiento, sino también para seleccionar la información pertinente.
En los próximos años, Internet continuará siendo una de las fuentes principales de información para todas las personas. Sin embargo, a pesar de la naturaleza ubicua de Internet y la aceptación general del medio una proporción sustancial de la población (30% de jóvenes entre 9 y 19 años de edad) no han recibido clases acerca del uso de Internet (Dutton et al., 2005). De hecho, solamente un tercio de aquellos niños quienes usan Internet en forma diaria o semanal, han recibido entrenamiento para juzgar la confiabilidad de la información on-line, mientras 38% confían en la mayor parte de la información disponible en Internet (Livingstone & Bober, 2005).
Además, parece que existe una brecha entre las capacidades de procesar información y la educación formal. Mientras el mundo cambia, debemos hacernos la importante pregunta: ¿para qué existe la educación científica. El propósito de la educación formal deberá enseñar a los estudiantes los medios por los cuales puedan comprender la ciencia y cómo funciona, aun cuando no elijan continuar una carrera científica.
Cada individuo deberá recibir las herramientas para apreciar cómo la ciencia en el mundo real les afecta y cómo puedan formar sus propias opiniones sobre temáticas científicas y tecnológicas. Algunos proyectos ayudan a satisfacer esta necesidad, por ejemplo, ‘Science for the Public Understanding’(Ciencia para la Comprensión Pública).
Pero, ¿cómo podemos enseñar cómo funciona la ciencia? Por ejemplo, piensa en un experimento en clase para medir el punto de ebullición del agua. Una cosa es cierta: casi nadie logrará 100° C a menos que ya sepan la respuesta traten de complacer al profesor. Juan obtendrá 102° C, Tania obtendrá 105° C, Paco obtendrá 99.5° C, María obtendrá 100.2° C, Zonker obtendrá 54° C, mientras Roberto no logra obtener ningún resultado, y Pepe logrará hervir el agua hasta dejar seco el vaso y hacer explotar el termómetro. Diez minutos antes de terminar la clase se recogen los resultados: Juan tuvo su termómetro en una burbuja de vapor súper-calentado cuando tomó la temperatura; Tania tuvo algunas impurezas en el agua de su experimento; Paco no permitió que su vaso llegara a hervir completamente; el resultado de María muestra el efecto de un leve aumento de la presión atmosférica; y Zonker y Roberto todavía no han alcanzado las competencias de un científico experimental. Al final de la clase, cada alumno quedará con la impresión que el agua hierve precisamente a 100° C, o por lo menos lo habría hecho si contaran con material y enterramiento más sofisticados. Sin embargo, esa retroalimentación de los últimos diez minutos es la parte importante de la lección: por medio de reflexionar sobre estos diez minutos, el curso podría aprender la mayor parte de lo que hay que saber acerca de cómo funciona la ciencia. (Collins & Pinch, 1993).
Después de discernir en el significado del trabajo científico, el segundo propósito de la ciencia en la escuela es alcanzar esa pequeña proporción de los estudiantes que avanzan a la educación superior para estudiar ciencia o trabajar en un área afín. Para ellos, construir una base de conocimientos básicos y una comprensión del enfoque científico es importante. Empero, en un mundo cambiante, esta base esencial no bastará.
La ciencia del futuro exigirá niveles cada vez más elevados de competencia especializada de los científicos, junto con una capacidad de trabajar con otros investigadores de otras ramas. Una consecuencia natural de esta especialización dentro de equipos multidisciplinarios es que los futuros científicos deberán superar el desafío de explicar su especialidad en términos que los demás pueden comprender. Químicos tendrán que cooperar con psicólogos, biólogos moleculares con nanotecnólogos, y neurocientíficos con economistas, hasta que se difuminen las fronteras entre las disciplinas. Aún con la introducción de nuevas tecnologías, la comunicación y habilidades interpersonales van a ser más importantes que nunca.
El científico del futuro tendrá que tomar un paso más adelante y relacionarse más profundamente con la sociedad. La mayoría de quienes no siguieron una educación científica buscará a la minoría para apoyarse en la toma de decisiones. Sin embargo, el científico tendrá que tomar muy en serio su responsabilidad, pues no se trata de decirle a la gente lo que deben pensar. En una encuesta (MORI, 2005) se observa que más de 80% de los adultos creen que la ciencia mejorará nuestras vidas, debiéramos estar haciendo esfuerzos por aumentar esta cifra. Se exigirá al futuro científico tomar un rol más protagónico para asegurar que todos los integrantes de la sociedad estén involucrados con la ciencia. Las personas que no se dedican a la investigación científica deben sentir que pueden contribuir a un debate científico con confianza en sus opiniones, sin importar que estén de acuerdo o no con la hipótesis que la ciencia hace una contribución positiva a la sociedad. La integración de la ciencia con la sociedad en general y la cultura futura es crucial para nuestro desarrollo tanto social como económico, y esta integración empieza en la escuela.
En un mundo cada vez más pequeño, la ciencia se vuelve cada vez más global y esta comunidad internacional de científicos será clave si vamos a confrontar con seriedad los problemas globales tales como el cambio climático y enfermedades. No obstante, en esta globalización de la ciencia acecha el peligro de que el mundo se divida en dos: los que tienen la tecnología y los que no la tienen. Mediante iniciativas como la Science Corps (Cuerpo Científico), los científicos del futuro podrán utilizar sus habilidades y destrezas para aplicar la ciencia y tecnología a problemáticas tanto en el mundo desarrollado como aquellos en vías de desarrollo.
Los científicos del futuro tendrán que estar preparados para hacer las preguntas correctas y encontrar las respuestas en conjunto, con colegas de la misma u otra rama. Deberán contar con habilidades sociales para comunicar sus ideas. Los científicos del futuro comienzas su carrera en la escuela elemental.
Referencias
Collins HM, Pinch T (1993) The Golem: What Everyone Should Know About Science. Cambridge, UK: Cambridge University Press
Dutton WH, di Gennaro C, Hargrave AM (2005) The Internet in Britain: The Oxford Internet Survey (OxIS). Oxford, UK: Oxford Internet Institute
Livingstone S, Bober M (2005) UK Children Go Online: Final Report of Key Project Findings. London, UK: UK Children Go Online
MORI (2005) Science in Society: Findings from Qualitative and Quantitative Research. London, UK: Office of Science and Technology, Department of Trade and Industry
Web references
w1 – The Nuffield Foundation ‘Science for Public Understanding’
w2 – The Science Corps
buena
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